La meditación es la base de nuestra práctica espiritual, es donde hacemos conexión con el todo, con las ideas divinas, donde podemos experimentar la unicidad, sentir la presencia divina, el Cristo viviente en nosotros.
La meditación
es el puente
a conectar con
nuestra divinidad
El mayor de los obstáculos es la falta de disciplina.
El silencio es el ejercicio para percibir la actividad de Dios en mí.
El mayor de los obstáculos es la falta de disciplina.
La meditación es un entrenamiento para la mente y el corazón que lleva una mayor libertad mental y emocional. Se le asocia normalmente con las tradiciones espirituales más importantes, especialmente con el Budismo, pero más recientemente en occidente se ha adaptado a los contextos seculares incluyendo la sanidad.
Las prácticas de meditación que imparto tienen una estructura sencilla y cualquier persona las puede hacer al margen de sus creencias, y cualquiera sea tu estado de salud o condición física.
No implica “controlar la mente” ni visualizaciones complejas. Son simplemente un entrenamiento para llegar a ser más consciente de la respiración y sus beneficios, de las experiencias mientras ocurren con una actitud amable, cálida y de interés. Esto permite crear una sensación de elección que puede liberarte de sentirte víctima de hábitos y impulsos.